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Lunes, 20 de Mayo del 2024
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La decadencia de los Gobiernos

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Gobiernos

Desde siempre son muchos los que aspiraron a gobernar, sin embargo nuestra propia historia estácrecida de desgobiernos que nos han retrocedido y llevado al caos. Por los hechos que se suceden a diario,todo parece indicar que hemos vuelto a esa época de necedades y absurdos, casi siempre alentados por elodio y la venganza, lo que dificulta enormemente el sosiego y las buenas relaciones de la convivencia. Deberíamos ser más autores de nuestra vida en sociedad y menos víctimas de mecanismos que nosdeshumanizan; pero para eso hace falta ser más dóciles y más familia, en el sentido profundo del término,que no es otro que el respeto a cada cual, al vinculo de la cordialidad humana.

Cuando tanto se habla de ciudadanía, pues resulta que el ciudadano de a pie apenas cuenta nada. Andamos tan endiosados y tan imbuidos por el desamor, que nada es auténtico, ni transparente. Realmente, buena parte de este desorden, la tienen aquellos políticos más preocupados por sus interesesque por servir a esta ciudadanía a la que se le pide que sea participativa, pero a la que se utiliza comojamás. En ocasiones, los intereses partidistas son tan fuertes y descarados, que nos rapiñan hasta nuestrapropia autonomía, el derecho a vivir con un decoroso nivel de movimientos, con una noble y dignaasistencia social.

Hoy más que nunca hacen falta políticos de altura acordes con los difíciles tiempos que vivimos,responsables, con sentido de unión, y vocación al género humano. No son necesarias personas congrandes trayectorias académicas, ni gobiernos perfectos, pero si individuos honestos y sencillos quehagan valer su capacidad de servicio con ejemplaridad y tesón. Cuidado con los populismos que vienensurgiendo como solución al desgobierno, pues estos también quieren gobernar demasiado, y eso es unpeligro total. A mi juicio, lo vital es que el gobernante pueda ser gobernado también; y, en todo caso, másque poner orden active la armonía entre sus análogos, aunque sean contrincantes. Por esto, unaconvivencia humana justamente establecida exige que se reconozcan y se respeten los derechos y losdeberes de todos, sin exclusiones, lo que requiere un respeto mutuo y una consideración plena hacia todala humanidad.

Creo que, con el tiempo, mereceremos un gobierno mundial y menos gentes que nos gobiernen asu antojo. Será en el momento que adquiramos conciencia de ser miembros de una sociedad avanzadahumanamente, que ha tomado las realidades de los valores como esencia de itinerario de vida. Uno, porejemplo, adquiere la autoridad, porque se la ha ganado a pulso, con su propio espíritu, defendiendo lasinstituciones y perseverándose en su entrega, con el deber de estar sometido a un orden ético. Encualquier caso, nadie podemos lavarnos las manos, todos estamos llamados a colaborar y a cooperarresponsablemente, cada uno en su medida; mas todos a una, sabiendo que el mejor gobierno es aquel queaglutina y sabe cómo conjugarse en esa unidad.

Ciertamente, los gobiernos no han de sustentarse en la fuerza del negocio, sino en elconsentimiento de sus ciudadanos a los que han de servir con auténtica responsabilidad moral, en unaconcepción de la justicia universalista y universalizada, en lugar de alimentar la maquinaria de guerras yconflictos. Quizás, por ello, tengamos que aprender a cerrar brechas que nos distancian unos de otros,conciliar abecedarios y reeducarnos en el sentido responsable de proponer, nunca imponer, y escuchar. Nada es tan fácil ni tan útil como aguzar el oído mucho para averiguar lo que se piensa. Así podremospasar a la acción, no yendo a la derrumbe de las contrariedades, y si obrando con la cautela necesaria parahacer feliz a los moradores.

La atmósfera no puede estar más necesitada de sensatos dirigentes paracuando menos crear otro ambiente más armónico, ante el avance del extremismo y los millones dedesplazados por la violencia en el orbe, los diversos conflictos en Siria y otras hostilidades en MedioOriente y África, o la mitigación del cambio climático, por poner simplemente sobre el tapete algunasrealidades bochornosas que nos circundan.