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Sábado, 27 de Abril del 2024
| 10:18 am

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Rusia, Irán y Turquía intentan exhibir unidad en la crisis siria

Turquia.-

Iran, Turquia, Rusia

La cumbre en Ankara, entre tres de las potencias clave en el conflicto, no arroja avances concretos, Los tres líderes subrayaron también la necesidad de un proceso político para poner fin a la guerra y de respetar “la integridad territorial” de Siria.

Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; Turquía, Recep Tayyip Erdogan, e Irán, Hasan Rohaní, acordaron este miércoles “acelerar” los esfuerzos para alcanzar un “alto el fuego duradero” en Siria, que permita un progresivo retorno de los casi 5 millones y medio de refugiados que han huido del país.

Pero, pese a las buenas palabras de esta enésima cumbre destinada a poner fin a la guerra siria -ya en su octavo año- las profundas diferencias entre las potencias implicadas en el conflicto alejan la posibilidad de una pronta resolución.

Reunidos en Ankara, Putin, Erdogan y Rohaní hicieron gala de buena sintonía en un encuentro que supone la continuación del llamado Proceso de Astaná, lanzado de forma paralela a las moribundas negociaciones que patrocina la ONU en Ginebra.

“El formato Astaná es muy productivo. La violencia en Siria se ha reducido y los refugiados han comenzado a regresar a su país. Ahora trabajaremos por reforzar la vertiente política de la solución a la guerra”, afirmó el presidente ruso al término de la reunión, cuyo comunicado certifica que “la única intervención extranjera efectiva” en Siria es este tipo de reuniones trilaterales.

No le falta cierta razón: ante la menguante influencia de las potencias occidentales -con las que antes hacía piña Turquía en su apoyo a la oposición siria- el trío de Astana es quien se ha erigido en rector del futuro de Siria.

Entre los objetivos pactados por los tres mandatarios está reforzar las “zonas de reducción de hostilidades”, un proyecto que pretendía establecer alto el fuego locales pero que ha sido respetado de forma desigual (más en el sur que en el norte). Se pretende con ello fomentar la “paz y estabilidad” para que los refugiados y desplazados por el conflicto regresen a sus hogares o, cuanto menos, a su país.

“Aquellos que estaban en campamentos y casas prefabricadas han comenzado a regresar a Yarablus. Unos 160.000 hermanos sirios han regresado a las zonas de Al Bab y Yarablus (en el norte de Siria y bajo control del Ejército turco)”, aseguró Erdogan, que pretende también que el cantón kurdo de Afrin, recientemente conquistado por las Fuerzas Armadas de Turquía, aloje a miles refugiados acogidos en territorio turco.

Si bien activistas locales afirman que Ankara está enviando a Afrin a refugiados árabes de otras zonas de Siria para alterar la demografía del lugar y ejecutar así una “limpieza étnica” contra los kurdos.

Las prisas del presidente turco por que los refugiados vuelvan a casa tienen una razón: el año que viene se enfrenta a tres elecciones cruciales para su futuro político y la presencia de más de tres millones de sirios en Turquía comienza a pesar en los barrios populares, que son uno de los principales graneros de votos del político islamista.