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Ultima voluntad de indocumentados con males terminales

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Indocumentado males terminales“A las dos semanas ya no podía caminar. Necesitaba ayuda para levantarme. Tenía mucho dolor de cabeza”, dice con voz quedita, sin mucha fuerza. En octubre fue llevado de urgencia a la sala de emergencia del Hospital de la Universidad de California en Davis. El diagnóstico fue fulminante: cáncer de la piel, o melanoma, el cual le había invadido la cabeza, los pulmones, el estómago y la pierna izquierda.

García, como muchos inmigrantes indocumentados diagnosticados con una enfermedad terminal, trabajó casi toda su vida en este país, y como la gran mayoría de ellos un día se vio ante la disyuntiva de quedarse a recibir el limitado tratamiento médico que la ley de Estados Unidos permite dado su estatus migratorio, o regresar a sus país de origen a pasar la última etapa de su vida al lado de la familia que no ha visto por décadas.

“No he visto a mis cuatro hijos desde hace 20 años. No conozco a mis ocho nietos”, dice García de 62 años. Llegó de Cuernavaca, México en 1994 a trabajar a California y desde entonces trabajó duro como ayudante de albañil y en el diseño dejardines porque necesitaba mandar dinero para la educación de sus hijos en México. “A eso había venido ”, enfatizó.

Su sobrina, Fátima García, es una dreamer que lo cuida día y noche tomando el papel de una enfermera en la casa y es prácticamente el único familiar que García tiene en el país. Debido a la severidad de la salud de su tío, explicó Fátima, trataron de sacar una visa humanitaria para que algunos de sus hijos pudieran venir a verlo, pero ahora piensan que es una mejor idea llevarlo a México.

“Pero él está preocupado porque sabe que si se pone malo, por su estatus migratorio no podrá regresar para recibir atención médica”.

Como inmigrante García pudo recibir atención médica a través del programa Medi-Cal, pero no el cuidado paliativo que se da a pacientes con enfermedades terminales.

De hecho ni Fátima ni su tío han escuchado de este cuidado de emergencia que mejora la calidad de vida de los pacientes con enfermedades terminales al tratar su dolor y síntomas -como naúseas- mientras les proporciona el tratamiento médico que necesitan.

El cuidado paliativo debe comenzar mucho antes del hospicio, el cual ofrece comodidad en los últimos seis meses de vida. Gil Garcia Garcia no pudo hacer realidad su última voluntad de regresar a México y ver a sus hijos. Él murió antes de Navidad en Sacramento, Calif.

En 2012, en el artículo. “Hogar: Consuelo para los Inmigrantes Indocumentos Moribundos” publicado por la revista de medicina New England, el doctor Ricardo Nuila, del Colegio de Medicina Baylor de Houston, Texas, escribió que “para muchos inmigrantes indocumentados, las enfermedades terminales son un círculo vicioso”.