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Jueves, 18 de Abril del 2024
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Preocupantes efectos negativos de las redes sociales y la salud mental de los niños y adolescentes

Redes sociales

“Algunos niños pierden o rompen a propósito sus celulares para acabar con los mensajes que los angustian”.

Cuando el doctor Rangan Chatterjee, recibió por primera vez a un chico de 16 años que se había autolesionado y había acabado en urgencias, lo primero que pensó fue en darle antidepresivos. “Pero hablé con él y me pareció que su uso de las redes sociales estaba teniendo un impacto negativo en su salud”.

Así que en lugar de medicarlo le propuso una solución simple: debía intentar desengancharse de las redes sociales. Al principio eliminando su uso una hora antes de acostarse y, con el paso de varias semanas, aumentándolo a dos horas por la mañana y dos horas antes de irse a dormir.

“Después de seis meses dijo que se sentía significativamente mejor y recibí una carta de su madre que decía que estaba más contento en el colegio y más integrado en la comunidad”.

Ese y otros casos similares han llevado a Chatterjee a cuestionar el papel que las redes sociales juegan en las vidas de los niños y de los jóvenes. Y no es el único. Hace unas semanas un centenar de expertos en bienestar infantil de Estados Unidos le pidieron a Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, que cerrara Messenger Kids, una aplicación desarrollada específicamente para niños de 6 a 13 años, argumentando que es una plataforma irresponsable.

Un estudio de 2017 de la Royal Society of Public Health con 1.500 jóvenes de 11 a 25 años, concluyó que Snapchat e Instagram eran las redes sociales que con mayor probabilidad inspiraban sentimientos de ansiedad y de ser inadecuado. Siete de cada diez dijeron que Instagram les hacía sentirse peor sobre su imagen corporal, la mitad dijo que Instagram y Facebook exacerbaban su ansiedad y dos tercios que Facebook empeoraba el ciberacoso.

Shirley Cramer, que lideró el estudio, concluyó que las redes sociales ahora están “intrínsecamente vinculadas a la salud mental”.

“Se han convertido en el espacio en el que formamos y construimos relaciones, nos expresamos y aprendemos del mundo que nos rodea”.

Aunque Facebook, Twitter e Instagram oficialmente prohíben cuentas de menores de 13 años, en la práctica no pueden verificar la edad de sus usuarios, y ese es uno de los problemas que las autoridades británicas de la salud le han planteado a las redes sociales.

Según un estudio de 2017 de la entidad británica que regula los medios de comunicación, la mitad de los niños del país de 11 y 12 años tenían un perfil en alguna de esas redes sociales.

La psiquiatra Louise Theodosiou ha notado un aumento de los casos en los que las redes sociales son un factor que contribuye a la depresión, ansiedad y otros problemas mentales en menores.

Los problemas son variados y complejos: van desde la adicción a las plataformas de juego y a las redes sociales hasta el ciberacoso, pasando por la incidencia de sentimientos de ser inadecuado, causados por el bombardeo constante de imágenes de las vidas de otras personas.