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¿Por qué es tan importante la Oración?

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Orando

Al igual que la Biblia es importante para nosotros en la enseñanza acerca de quién es Jesús, lo que ha hecho por nosotros y sus mandamientos y preceptos, la oración también es la una parte clave de la construcción de una relación más profunda y permanente con Dios. Cuando leemos la Biblia, Dios nos habla. Cuando oramos, hablamos con Dios. Sabemos que podemos orar directamente a Dios y que Él nos oye. Tenemos mucho tiempo para escuchar la voz de Dios.

¿Pero también recordamos que Dios desea oír nuestras voces? El Dios del universo, el omnisciente Dios omnipotente, y omnipresente de toda la creación nos invita a su presencia para hablar con él y compartir todo lo que está en nuestro corazón para expresarlo a Él. “¿Cuál es el fin principal del hombre?” Con “Glorificar a Dios y gozar de Él para siempre.” La oración es una forma en que podemos hacer las dos cosas.

A veces es fácil caer en la trampa de pensar, Dios conoce cada pensamiento y todas mis necesidades. Él me ama y ha prometido cuidar de mí. Entonces, ¿por qué tengo que orar? Si Dios es inmutable y eterna, sabiendo el principio y final, entonces ¿Por qué debería decirle de mis cuidados, si Él ya sabe? Estas son preguntas razonables. Exhiben una comprensión de la soberanía de Dios sobre toda la creación y de su bondad y la bondad, la misericordia y el amor, como se demuestra por sus dones de gracia abundante que Él nos da todos los días. Entonces, ¿por qué debemos orar? Las razones para orar son tanto bíblica y personales.

La primera mención de la oración se encuentra en Génesis 4: “Y a Set también le nació un hijo; y llamó su nombre Enós Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová “(Génesis 4:26).

Seth era el hijo de Adán y Eva quienes habían disfrutado de la comunión perfecta con Dios en el jardín antes de su pecado de desobediencia. Una vez que el pecado entró en el mundo, el hombre vio en la necesidad de buscar a Dios, “para invocar Su nombre,” para guiarlos y dirigirlos y para discernir su voluntad para sus vidas. Nosotros debemos orar invocando su nombre para que el nos guié y dirija. Con cada generación el hombre se encuentra más alejado de Dios y de sus caminos, y sigue cada vez más la cultura secular superada por las influencias del mundo.