Periodico Las Americas

Las Navidades del Ayer

  • Imprimir
Navidades del ayer

Como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido y me quedé en el rincón.

Estaban todos bebiendo, había algunos ebrios contando chistes, carcajeándose, lo estaban pasando en grande.

Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando jo-jo-jo-jo.

Parecía que había bebido de más; se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo:

“¡Papá Noel, Papá Noel..!” ¡Como si la fiesta fuese en su honor!

Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse.

Yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara y ¿sabes? nadie me abrazó...

De repente, todos empezaron a repartirse los regalos. Uno a uno los fueron abriendo, hasta que todos se abrieron.

Me acerqué para ver si de casualidad había alguno para mí.

¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?

Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta. Salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.

Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mí nadie se acuerda.

Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, quisiera que reconocieras que hace dos mil años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esa forma poder salvarte.

Hoy solo quiero que tú creas esto con todo tu corazón. Voy a contarte algo. He pensado que, como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mía propia, una fiesta grandiosa como la que jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular.

Todavía estoy haciendo los últimos preparativos, por lo que este año estoy enviando muchas invitaciones y en este día, hay una invitación para ti.

Sólo quiero que me digas si quieres asistir y te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados.

Prepárate porque, cuando todo esté listo, daré la gran fiesta.

Hasta pronto... tu amigo: Jesús.