Periodico Las Americas

¡Pongámonos en Valor!

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Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Gratitud

Confieso que me gusta este duodécimo y último período del año en el calendario gregoriano, diciembre, poraquello de los buenos propósitos a final de mes. En un mundo de sentimientos contradictorios, donde nos educan parael triunfo en lugar de prepararnos para el valor, hace falta sin duda proyectarnos una buena ración de utopía, o devalía armónica; y, así, poder enseñar los dientes ante la falsedad vertida por los caminos de la vida.

Los tiemposactuales, tan diversos y distintos según territorios, andan atormentados por la sin razón de un mundo terrorífico. Deberíamos parar este absurdo ánimo de venganzas y violencias, con otras poéticas más de abrazo, más del aliento,más de la claridad que de las oscuridades. No podemos fragmentarnos. Nos necesitamos como piña planetaria. Nuestra propia vida es una vida en los demás y por lo demás, lo que requiere diversas sintonías, variados abecedarios,pero un distintivo lenguaje, el de una corpulencia coordinada bajo un mismo pulso, que no es otro que la poética delacoger y perdonar.

Por ello, sería bueno que los nuevos proyectos educativos, hablasen de menos triunfos pasajeros yde más fortaleza para reencontrarse con tanto corazón herido, con tantas existencias rotas. Deberíamos no pecar deignorancia y saber, que nada que se consiga sin esfuerzo es verdaderamente valioso, pues, hasta para conocer la dichahay que tener el valor de resistir y tragar. Sin duda, la mejor docencia es aquella que enseña a ser compasivo, humanitario, tocando y vendando loscuerpos ensangrentados, reciclando espíritus contaminados por el espanto, rehabilitando, con generosidad y tesón,aquellas atmósferas putrefactas por otras más auténticas y justas. El ser humano necesita ponerse en acción. Activarsecomo valor. Sentirse único y exclusivo; y, a la vez, en relación con sus análogos y necesario para sus análogos.Extendamos manos. Sembremos sonrisas. No perdamos la oportunidad de acercar una palabra amable en todomomento. Esto es lo verdaderamente cuantioso y enriquecedor como especie pensante.

En este sentido, nos llena dealegría que Naciones Unidas esté trabajando de manera eficaz con ese mundo migrante, activando diálogos entrepaíses y regiones, e impulsando el intercambio de experiencias. Todos nos merecemos, desde luego que sí, superar lasadversidades y buscar una subsistencia mejor. A propósito, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)invita a la gente en todo el mundo a realizar el 18 de diciembre, coincidente con el Día Internacional del Migrante, laprimera Vigilia Global, para honrar a los migrantes que perecieron este año. Indudablemente su coraje, su valentía, ahí está, cuando menos como reflexión. Cada uno de ellos tiene un nombre, una historia, dejaron su país en busca demejores oportunidades y protección, para ellos mismos y en muchos casos para sus familias, aspiraciones por las quecualesquiera combate.

En esa lucha consigo mismo, a través de la crítica conciencia de cada cual, todos podemos ser poetas de lavida. Nada es imposible si nos dirigimos con nervio a ser músicos de lo armónico. Hagámonos valer. Generemos unnuevo estilo de comportamiento. Es el momento de transformarnos y de transformarse. Aprendamos a sufrir, pero asufrir juntos. También a reír, a reír unidos. Asimismo, pidamos la voz y la palabra. Tengamos la serenidad deescucharnos unos a otros. Nada está perdido si se tiene el ánimo de proclamar, con humildad, la grandeza de todavida. Allá donde un corazón humano habite, hay esperanza, debe haberla siempre, porque hasta el propio vivir es unpermanente latido, un continuo bucear, una incesante tensión de verbos que han de ensamblarse para aflorar el poemaperfecto, que es toda existencia. Ojalá volvamos a ser cantautores de certezas, gentes de bien en su integridad, personas de silencios compartidos.

No se debe permitir la devaluación del ser humano. Pongamos la dignidad de todocaminante en el plan de globalización. Que no se dilapide ningún espíritu por falta de cariño. En lugar de don dinerocotice el calor del alma. Por otra parte, muy mal por aquellos que desestabilizan gobiernos, que todo lo destruyen a su antojo. Yaglobalizados, es el momento de conciliarse entre culturas, de reconciliarse los moradores entre sí, de fortalecer elestado de la poesía más pura, la que tanto nos hermana con la creación de oportunidades para todos. Ningún versosuelto. Todos en conjunto somos mejores.