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Martes, 23 de Abril del 2024
| 11:02 pm

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El fiscal de Trump, forzado a renegar del Ku Klux Klan

Washington DC.-

Sessions

Varios activistas irrumpen en la sesión al grito de “racista y xenófobo”, Jeff Sessions intenta ahuyentar las acusaciones de racismo durante su comparecencia ante el Senado.

“Detesto al Klan y a lo que representa y a su ideología de odio”. El senador Jeff Sessions, al que el presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha propuesto para el cargo de fiscal general - cargo que equivaldría en España al de ministro de Justicia - arrancó hoy su sesión de confirmación en el Senado tratando de despejar con esas palabras todas las controversias sobre su pasado.

El ‘Klan’ es como se conoce coloquialmente al Ku Klux Klan (KKK), la organización supremacista blanca y protestante que ha marcado la Historia de EEUU a base de linchamientos (o sea, palizas, castraciones, y asesinatos) de negros, hispanos, católicos, y sindicalistas.

El que el máximo responsable del aparato legal de Estados Unidos tenga que explicar en la sesión ante el Comité de Justicia del Senado que no respalda al KKK es una muestra del veneno que hay inyectado en la vida política de ese país. Aún más inusual es que en la confirmación de un senador - Sessions - para un cargo del Ejecutivo, vaya a prestar declaración en su contra otro senador. Tan inusual que no ha ocurrido jamás. Pero mañana, en la segunda jornada del ‘examen’ de Sessions, una de las estrellas del Partido Demócrata, el afroamericano Cory Booker, muy bien conectado con la élite de Silicon Valley - empezando por Mark Zuckerberg, el dueño de Facebok - y con ambiciones presidenciales, va a dirigirse a sus colegas para que voten ‘no’ a Sessions.

Sessions ha marcado hoy la pauta de lo que va a ser esta ‘temporada de confirmaciones’. El senador, que antes fue fiscal general de Alabama y vio en 1986 su nombramiento como juez federal rechazado por el mismo Comité de Justicia al que hoy habló debido, precisamente, a sus presuntas simpatías hacia el KKK, llevó a cabo una intervención bien calibrada, en la que reafirmó sus principios básicos y dio marcha atrás en los más controvertidos. En materia de aborto, por ejemplo, reafirmó que “creo firmemente que viola la Constitución”, pero también dejó claro que va a respetar la ley. De todos modos, ésa es una discusión bizantina.

Los republicanos han bloqueado el nombramiento de un nuevo juez del Supremo durante un año, y ahora le corresponde a Trump proponer un candidato.