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Evo Morales reafirma en Tiahuanaco la identidad indígena de su revolución

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Tiahuanaco (Bolivia).-

Bolivia

El presidente de Bolivia, Evo Morales, asiste, este 21 de enero de 2015, al ritual de investidura como líder indígena en las ruinas precolombinas de Tiahuanaco, situadas a 71 kilómetros de La Paz (Bolivia).

El presidente de Bolivia, Evo Morales, reafirmó hoy la identidad indígena de su revolución política en una ceremonia ancestral celebrada en las ruinas prehispánicas de Tiahuanaco, un día antes de prestar juramento en el Congreso para iniciar su tercer mandato consecutivo, hasta el 2020.Los rituales llenos de simbolismo de esta investidura indígena, la tercera que protagoniza Morales desde que llegó al poder en 2006 y lo revalidó en 2010, tuvieron como testigos a dos jefes de Estado, tres vicepresidentes y otros representantes de decenas de países, además de líderes de movimientos sociales y de pueblos indígenas.

“Hoy es un día histórico, de reafirmación de nuestra identidad, de reafirmación de nuestra revolución democrática y cultural. Estamos viviendo los tiempos de Pachakuti (retorno al equilibrio)”, afirmó Morales al comenzar su intervención.

El gobernante centró parte de su discurso en explicar la cosmovisión indígena, pero también aclaró que haber rescatado esa identidad para construir un Estado Plurinacional no significa “un retorno romántico al pasado”, sino una recuperación del legado para combinarlo con una modernidad que no dañe al planeta.

Morales, de etnia aimara, sostuvo en su alocución que millones de indios desaparecieron en América durante la época colonial porque, a su juicio, para que existieran el capitalismo y el imperialismo debían desaparecer los indígenas. Según el mandatario, que no citó sus fuentes, se calcula que unos 140 millones de indios desaparecieron hasta el siglo XVI en Norteamérica, otros diez millones de aztecas murieron en Centroamérica y otro tanto en las minas del Cerro Rico de Potosí (suroeste de Bolivia).

“A pesar de tanto sufrimiento y tanta masacre nunca nos hemos rendido, ni nos hemos dado por vencidos”, reafirmó. Los indígenas, prosiguió, están hoy acá “para gobernar haciendo respetar nuestra Pachamama (Madre Tierra) y despertar la energía comunal”. También citó a los líderes históricos mapuches Caupolicán y Lautaro, que resistieron a la colonia en Chile, y a los jefes indios de Norteamérica, a “Gerónimo, último guerrero apache, al Oso Blanco y a Toro Sentado”.

Morales gobierna Bolivia desde el 2006, inició su segundo mandato en 2010 y mañana comenzará el tercero tras haber ganado en los comicios del pasado 12 de octubre con un respaldo del 61,3 % de los votos.

En su discurso, el presidente también pidió frenar “la loca carrera de la destrucción de la Tierra en nombre del desarrollo”, “Este mundo ya no puede soportar tanto sobredesarrollo. En nombre de la modernidad los países industrializados están sobreindustrializando y eso tiene un costo para el planeta Tierra. Estamos yendo a la destrucción de nuestro planeta”, advirtió. El discurso cerró un conjunto de rituales que comenzaron temprano con una “limpieza” a la que Morales fue sometido en el museo del centro arqueológico y ante el monumental monolito Bennet, una efigie de la cultura tiahuanacota de siete metros de alto y 20 toneladas.

Allí fue vestido por los amautas o sabios aimaras con un gorro y una túnica, con figuras repujadas en oro, inspiradas en las vestimentas de ese antiguo imperio andino, cuya cultura vivió entre los años 1580 antes de Cristo y el 1172 de nuestra era. La vestimenta que lució hoy el mandatario, creada para la ocasión, costó unos 4.000 dólares. Acompañado por los sabios indígenas, Morales caminó hacia la pirámide de Akapana y el templo de Kalasasaya, en cuya escalinata recibió los mandos del poder indígena y recibió el saludo de las autoridades visitantes y a representantes de movimientos sociales.

Entre los asistentes estuvieron los presidentes de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, y de Trinidad y Tobago, Anthony Carmona, así como los vicepresidentes de Argentina, Amado Boudou; de Bielorrusia, Viktor Sheiman, y la de Perú, Marisol Espinoza.