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El sueño de la Acción Diferida aún es inalcanzable para muchos indocumentados

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Charlotte.-

El sueño de vivir y trabajar legalmente en el país se ha cumplido para muchos “soñadores” que han podido calificar a la Acción Diferida, pero todavía hay jóvenes que enfrentan retos para ampararse bajo esta medida migratoria.

Según estadísticas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), entre el 15 de agosto de 2012 al 30 de junio de 2013 se habían recibido 537.662 solicitudes para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), de las cuales 400.562 fueron aprobadas.

Sin embargo, el Brookings Institute estima que 936.000 inmigrantes cumplían con todos los requisitos para aplicar inmediatamente al programa cuando fue anunciado, de los 1,8 millones indocumentados menores de 31 años que llegaron al país antes de junio de 2007.

Esto supone que hay cientos de miles de jóvenes que no han podido o querido disfrutar de los beneficios de tener un seguro social, permiso de trabajo y, con ello, una licencia de conducir.

Para Sarah Hooker, del Migration Policy Institute (MPI) y coautora de un análisis sobre DACA, varios han sido los factores que han contribuido a que no todos los elegibles para el programa se hayan acogido.

“La falta de recursos para pagar los 465 dólares de la aplicación, inhabilidad de presentar documentos que comprueben su presencia continua en el país, desinformación del programa, y no cumplir con el requisito de educación”, explicó Hooker.

“Otros simplemente esperan que el Congreso apruebe la reforma migratoria que los legalice de una vez por todas y prefieren evitar pagar dos veces por sus papeles”, acotó.

A pesar de esta situación, la analista de política considera que, en comparación con otros programas migratorios, “la Acción Diferida ha tenido buenos resultados”.

“Por ejemplo, después de un año de haberse promulgado la reforma migratoria de 1986, sólo un 20 por ciento de los que cumplían con los requisitos se inscribieron, y con DACA ya sobrepasa la mitad”, enfatizó.

Con apenas 17 años de edad, la mexicana Rossy Cruz se siente frustrada de haber perdido un año completo de gozar de los beneficios que ofrece DACA.