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Liam Neeson da vida a “Michael McCauley” vuelve para patear más traseros

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The Commuter

Neeson da vida a “Michael McCauley”, un expolicía que ha pasado los últimos diez años de su vida trabajando como vendedor de seguros, viajando en tren de lunes a viernes desde su casa en los suburbios de Nueva York al centro de la ciudad.

Han pasado 10 años desde que Liam Neeson comenzó su improbable reinado como héroe de acción. Inició con Taken, aquella peliculita de un secuestro en París que dejó al descubierto las grandes habilidades especiales que lo mantienen como uno de los más aclamados hoy por hoy. Lo que ha seguido es una década de sombríos y crudos filmes de acción y suspenso (tres partes de Taken, Non-Stop y The Grey), anclados en la imponente presencia del actor en pantalla.

Neeson ha sugerido que a los 65 años, ya está llegando al final de ese viaje. Así que The Commuter, en la que se une por cuarta ocasión con el director español Jaume Collet-Serra, podría ser una de nuestras últimas oportunidades de ver a Neeson patear un buen par de traseros. The Commuter sigue bastante de cerca la misma línea de las cintas anteriores: una carrera contrarreloj en una situación de rehenes, con una mecánica fílmica sobria, estilizada y eficiente.

Neeson da vida a “Michael McCauley”, un expolicía que ha pasado los últimos diez años de su vida trabajando como vendedor de seguros, viajando en tren de lunes a viernes desde su casa en los suburbios de Nueva York al centro de la ciudad. Todos los días es la misma rutina, excepto uno, uno de esos días realmente malos: Faltando cinco años para su retiro, a McCauley lo despiden. Su cuenta de ahorro quedó prácticamente en nada luego de la crisis financiera de 2008 y su hijo adolescente está a punto de comenzar en la universidad.

El pánico de McCauley es palpable. Ese día, de camino a casa, el hombre se detiene para tomarse un trago con su antiguo compañero en la policía (Patrick Wilson) y antes de subir al tren de regreso es abordado por una misteriosa mujer (Vera Farmiga) que le ofrece la oportunidad de ganar $100 mil durante el trayecto a casa si es capaz de identificar a la persona “que no encaja” en el tren. McCauley, como él mismo descubre pronto, se ha metido en la trama de un poderoso sindicato criminal que lo usa para llegar a un testigo crucial del FBI.

No debemos prestar atención a los huecos en la lógica de la historia; la telaraña a su alrededor es misteriosa. Tampoco es necesario entrar en las incongruencias sobre el subway que un usuario regular notará con facilidad. La verdad es que Collet-Serra está más interesado en sus tiros y cambios de cámara para mostrar lo que pasa dentro del tren como para preocuparse por las inconsistencias de afuera. Su intención principal es seguir de cerca al corpulento actor de vagón en vagón, algo que sabe a hacer muy bien.

Como en Non- Stop, en la que Neeson caracterizó a un alguacil aéreo, en The Commuter su personaje enfrenta la moralidad de desvendar la verdadera amenaza en medio de un mar de personas quizás inocentes, quizás culpables.